domingo, 12 de abril de 2009


Ese amigo del almaPalermo y Palacio volvieron a ser la dupla titular en La Boca luego de diez meses y se despacharon con un gol cada uno. Bestias, ya suman 148 en 142 partidos

Los reencuentros, siempre calientes, siempre inevitables, siempre explosivos, son así. Diez meses sin verse, imagínese. Diez meses, un Apertura, una Sudamericana y dos lesiones per cápita después, volvieron a verse. Al fin. Se reencontraron, en La Boca, Palacio y Palermo. Juntos, desde el minuto inicial, como hacía casi un año que no se los veía. Pero se los vio. Y estás igual, hermano, la verdad que estás igual: calientes, socios explosivos, la Joya y el Titán se enrojecieron la voz uno por vez, y Boca venció, gozoso, por ellos. Dos tipos, dos bestias, que valen lo que una multitud.

Palacio y Palermo no jugaban en la Bombonera, de entrada, desde el 6-2 a Tigre (un doblete cada uno) en la 19ª fecha del Clausura 08. Bastante, sí, como bastante también lo que hicieron anoche ante Guaraní. En la primera pelota que le tiraron larga (había perdido dos, de espaldas al arco) el bahiense ganó por afuera y le obsequió el gol a Martín, que la empujó en el área chica. Minuto 34, primer encuentro entre ambos, 1-0, y esperemos, que hubo más: a los 35', Palermo la abrió para Román y Román, frío, la jugó suave al medio. A Palacio le alcanzó con soplar la pelota con el botín diestro.

Lo de la dupla no fue, sin embargo, un carnaval de encuentros. Antes del provisorio 2-0 Palermo le dio a Rodrigo un pase que le interceptaron, y en el segundo tiempo ni eso se vio. O sea: sólo cuando Palacio jugó de Guillermo, desbordando y asistiendo, Pa-Pa brilló. Es más: por momentos fue Palermo quien salió del área para jugar de Palacio. Y aunque en el complemento sí se haya visto un poco más del Rodrigo que busca, insistente, por afuera, jamás se encontraron. Lo más cercano al cénit fue un pase de Palermo que Palacio jugó para atrás, de pivot, y Vargas pateó mordido, afuera.

Y a los 32 minutos del segundo tiempo se terminó mi amor: Ischia lo reemplazó a Rodrigo con Mouche y la popular, la infaltable voz de mil voces, lo despidió al delantero con un "¡Rodriiiigo, Rodriiiigo...!".

"Guaraní es un equipo que maneja bien la pelota, pero Boca tranquilizó todo con los dos primeros goles", diagnosticó Palermo, tan tranquilo como Boca, apenas finalizó el 3-1. El Titán, con su grito, ya se había acercado un gol más a Bianchi (197 a 206 entre torneos locales y copas), su nueva meta después del superado Varallo. Entre ambos, con Palacio, ya habían firmado 148 goles en 142 partidos juntos. Aunque también puede decirse de otra manera, mucho más justa: una animalada

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